Os conocéis en la Universidad, os
vais construyendo, os embarcáis en los primeros viajes de pareja, os compráis
una casa, hacéis la comida, la cena, vais juntos a la compra, reís por las
mañanas viendo vuestras caras legañosas, salís con los amigos, compartís
momentos, vida, camino, etc.
Sois como Flik y Flak, dos en un
reloj, porque mirándoos podíais saber si había llegado la hora de irse a dormir,
con la puntualidad de un reloj suizo.
Pero llega ese momento en que te das cuenta de que el reloj va retrasado, que no marca la hora correcta y que ese NOS había pasado de ser DOS a ser TRES y, por tanto, el reloj empieza a fallar.
Lo habláis, porque la COMUNICACIÓN
es la base de toda pareja, porque la sinceridad es el pilar sobre el que habéis
construido todo, porque la relación se basa en hablar, y lo ves tan claro que preguntas
directamente: ¿Te gusta otra persona?
Mientras te mira con la cara de
susto de Whatsapp y emana de su boca una risa discreta y nerviosa te dice:
¡Anda yaaa!!! ¡Qué dicees!!! ¡Estás loca!!! 😮😮😮😮😮😮
Y tú te lo crees, piensas cómo puedes
ser tan paranoica, tú, que nunca habías dudado, que no fuiste celosa; ahí estás,
dudando de esa persona...
Pasan los meses y esas dudas te
siguen asaltando (porque a tod@s aquell@s a los que nos han puesto los cuernos
sabemos que, cuando lo sospechamos, cuando nos lo olemos, cuando lo intuimos,
es porque era VERDAD), pero entonces no lo ves y empiezas a dudar y no ayuda
cuando la otra persona te sugiere que te estás volviendo loca y que está harto
de tus inseguridades. Porque le crees (o quieres creerle), piensas que todo lo
que te dice es verdad, que estás dudando injustamente, que cómo puedes haber
llegado a esta situación.
Pero el tiempo pone todo en su
sitio y, al final, esa tercera INEXISTENTE persona resulta no ser tan irreal
porque todo se va a la mierda y NO, no te dirá: "Cariño, lo siento, me
enamoré de otra", te dirá algo así como: "necesito tiempo",
"no estoy seguro", etc.
Y te vas de casa, huyes, te refugias
en otro hogar, buscas cariño, amor, de tus padres, de tus amigos, de todo el
que esté dispuesto a darlo porque sigues pensando que estás loca, porque no hay
otra persona, porque te dijo que no era así, que solo era un tiempo, que todo
se recolocará, que el reloj volverá a funcionar...
Te armas de valor y cuando ha
pasado un tiempo que ha hecho que te cuestiones todo, que revivas cada frase
dicha, cada palabra, intentando leer entre líneas un discurso que no tiene
espacios, cuando ya llega una noche que no puedes dormir, dices: ¡SE ACABÓ!
Y armándote de valor quedas y le
dices que todo ha llegado a su final, que si no sabe si quiere estar contigo
que viva con ello, que "la vida es muy corta como para esperar a alguien
que no sabe lo que quiere", y recoges tus cachitos, esos que componían tu
alma y que se resquebrajaron en el momento en que no tuvo el valor de decirte
que no, que se le había acabado el amor, los pones juntitos y con la dignidad
reconstruida, te marchas.
Pero el tiempo te da la razón y ese
FANTASMA, esa tercera persona inexistente, no lo es tal, resulta que tus amigos
te comentan haberlos visto juntos y ya, ¡voilá! todo empieza a casar,
porque...
NO ESTABAS LOCA.
NO ERAS UNA PARANOICA.
NO ERAS UNA INSEGURA.
No, porque ahí están y te das cuenta
de que lo peor no es que se acabase el amor, lo peor es que esa persona que ha
sido tu compañero de vida, de camino, aquél en el que confiabas ciegamente no
ha tenido el coraje de ser SINCERO, de ser VALIENTE, de coger el toro por los
cuernos y decirte: NO TE QUIERO.
Pero lo bueno es, que de todo se
aprende y que, en su momento sentirás que te mueres, pero, no es así, no os
preocupéis, porque nadie se muere por nadie.
El tiempo lo pone todo en su
sitio y pasados los años descubrirás que aquello no era amor, que terminar esa
relación fue lo mejor que te pudo pasar y que ahora eres una persona nueva.
Descubres que te has reconstruido
y que el resultado, la nueva Amanda (o cualquiera que sea tu nombre) es mejor y
más fuerte y estarás soltera, pero es una SÚPER VERSIÓN mejorada de tu YO
interior y eso te ayudará, como me ayudó a mí a saber AMAR, amar de verdad.
Amanda Bols
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